Ayer estaba mosqueado, hoy no.
Como dice el Chojin, a veces soy y a veces no soy. Y como me pasa alguna vez, pues te lo cuento.
Supongo que será lo normal, y aunque en la red o en nuestra vida siempre intentemos vender el humo más bonito, por dentro todos tenemos procesiones que nos hacen ser incoherentes entre lo que nos pasa interiormente y lo que mostramos.
De hecho, la vida es así, unas veces guay y otras, reguleras.
Es como dice un gran amigo cuando le pregunto qué tal y me responde:
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—Bien o te cuento…
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Hoy, día en el que nuestro equipo femenino de fútbol ha ganado el mundial, te pongo encima de la mesa una reflexión.
Allá va y lo mismo me meto en otro charco, lo asumo, pero hemos venido a jugar.
He visto todos los partidos de la selección femenina en el mundial y encuentro algunas diferencias con el fútbol masculino.
No solo por lo que he visto de la selección, sino por lo que también veo en los del Barça de la liga femenina.
Sí, soy del Barça, o más bien, del buen fútbol, y como me inicié en esto del balompié cuando Laudrup hacía magia en el Dream Team y mi padre era culer, pues así sigo a día de hoy.
Pero en Europa voy con cualquier equipo español, incluido el Real Madrid.
Sigo.
Te contaba, que entre el fútbol femenino y el masculino he visto algunas diferencias y una no es lo bien o mal que juegan unos u otros.
De hecho, la selección y el Barça tratan al balón como los ángeles, bastante mejor que casi todos los equipos masculinos de primera.
No, no es eso.
Es algo mucho más importante y en lo que los niños y niñas se fijan.
La deportividad.
En unas semis y final donde se jugaban el todo por el todo, salvo algún pisotón, perder algunos segundos y algún lance desafortunado sin querer, la deportividad entre las jugadoras ha sido exquisita.
Lo mismo que los hombres (modo ironía on).
Hace tiempo que le doy vueltas al concepto de la energía que emana una mujer y la que lanza al universo un hombre.
Si esto es muy yerbas para ti, no problemo, vamos a dejarlo en que la mayoría de las mujeres hace las cosas de una manera diferente a la de la mayoría de los hombres.
Tema biológico y que Eysenck explicó con el famoso bucle córtico-visceral, activación del bucle diferente a la cantidad de testosterona.
No voy a discutir hoy contigo, ya lo hice el viernes con el Coach de Linkdln, pero te parecerá muy interesante cuando lo pienses, que si estás por aquí estoy seguro que lo harás.
Es como el típico meme en el que varios animales se presentan a un examen de subir árboles.
Los monos ni tan mal, pero las tortugas o los peces, lo mismo lo pasan algo peor intentando trepar.
Para mí, el fútbol o las empresas tienen esa energía masculina que hace que las mujeres que se quieran subir al carro tengan que tener unas cualidades similares al hombre para poder competir.
Y a eso lo quieren llamar igualdad.
Y una leche.
La selección española y el fútbol femenino han demostrado que sin perder un ápice de competitividad y de savoir fair que dirían los franceses, son igual o mejores que ellos, mostrando su energía femenina de mayor respeto y de emotividad al ganar o al perder.
Eso es igualdad, que dejen a las mujeres hacer lo que hacen los hombres, pero a su manera y adaptándose a las características físicas y mentales propias de su sexo.
Ahora solo falta que las empresas dejen «de verdad» dirigir a mujeres con normas de mujer y energía de mujer.
Y no lo que está pasando, que las que intentan jugar a las reglas de hombres, o son tan ruines y poco honorables como los hombres que por ansias de éxito mal entendido dejan cadáveres en las cunetas de la ética y la moral, o no tienen nada que hacer.
Y ahí entra también el formar una familia sin que la mujer se sienta mal por criar a sus cachorros si no curra o por no atenderlos como quisiera si curra.
Y para terminar una reflexión extra.
Quizá, esa incursión de falsa igualdad en las empresas esté haciendo que la natalidad descienda a lo bestia.
En datos:
España va por el octavo año consecutivo de descenso en nacimientos y registra una tasa de fecundidad de apenas 1,25 hijos por mujer. En el primer semestre de 2022 nacieron 159.705 niños, la cifra más baja desde 1941.
Italia, cuya población en 2021 se redujo en 253.000 personas, hasta los 59 millones, la menor cifra desde la unificación italiana, en 1861.
Si la tasa de fecundidad se mantiene en el nivel actual de 1,2 hijos por mujer, en 40 o 50 años solo habrá 250.000 nacimientos al año, según la agencia de estadísticas italiana.
Y el resto de países europeos le van a la zaga:
Y Japón ni te cuento:
—Si seguimos así, el país desaparecerá—, dijo Masako Mori en una entrevista en Tokio después de que Japón anunciara el 28 de febrero de 2023 que el número de bebés nacidos el año pasado cayó a un mínimo histórico.
El año pasado, aproximadamente el número de personas que murieron fue el doble que la cifra de nacimientos en Japón, con menos de 800 mil nacimientos y alrededor de 1.58 millones de muertes.
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No sé, pero para mí no casa la falsa igualdad de la mujer en el mundo laboral, sin pensar en la natalidad y en una verdadera conciliación familiar.
Hoy hasta aquí.
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Un abrazo
Tony
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PD1: Lo primero para generar un cambio es darle la vuelta a nuestra mentalidad y plantearse las razones profundas de, incluso, de los avances que se consigan, ya que puede ser un disfraz para callar bocas.
PD2: Enhorabuena chicas, sois las mejores. Como ha dicho Jenni Hermoso al acabar el partido: SOMOS CAMPEONAS DEL PUTO MUNDO.
PD3: No hay más preguntas señoría:
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