Cuando te haces cargo de un equipo tienes que tener en cuenta principalmente 4 cosas:
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Observar como caza la perrita. Es decir, cómo respira cada uno, cuáles son las tareas, cuál es la organización y cuáles son los objetivos.
Gestionar la información. Correos electrónicos, facturas, etc.
Analizar la personalidad de cada persona humana que te rodea.
Armonizar en base a un plan a medida para cada compañero y sus tareas.
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Chupao, ¿Verdad?
Ni de coña.
Empezamos por la primera.
Cuando llegas como jefe del cotarro a algún sitio, o tienes que formar un equipo por necesidad, hay que empezar por algún sitio.
Si llegas de nuevas, abre los ojos y cierra la boca.
No te presentes como alguien que ha hecho esto o lo otro. Domina el impulso de contar tu película básicamente por dos razones:
La humildad de saber un montón y no contarlo te dará beneficios futuros. Destapar el tarro de las esencias poco a poco te hará ganar caché progresivamente y el yo, yo, yo, quiero el cuchillo, que decía Eddie Murphy en el Chico de Oro, lejos de hacer que los demás se queden diciendo:
—¡Ohhh, pero cómo hemos podido sobrevivir sin conocerte!
Hará que incumplas una de las reglas básicas de toda relación personal offline y online que se precie:
Caer bien.
Y eso pasa tanto en internet como en la vida real y obedece a un sistema muy preciso basado en generar confianza proyectando humildad.
Que hablen otros que decía el Chojin.
Y caer bien no es ser buenista. Es preocuparte por los demás para evitar el primer rechazo a lo desconocido que van a tener hacia ti.
Acércate a cada uno, haz que hablen y que te cuenten sus historias, que te expliquen las tareas que hacen o las expectativas que tienen.
Esa es la semilla para generar confianza. Pero hazlo SIEMPRE de corazón, sino se te notará el plumero.
Además, si alguien te cuenta algo más de 5 minutos sin tú replicar la contra —puedes preguntar para que siga hablando— entras en el terreno de la verdadera escucha activa.
Después, y poco a poco, ya nos vamos poniendo al turrón de las tareas.
Para empezar, anota todo en grandes bloques. Esto es lo primero que tienes que preguntar para saber por dónde empezar:
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—¿Y aquí, si tuvieras que dividir que hace el departamento en grandes bloques, cuáles serían?
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Y aunque tengan mil tareas diferentes —todo el mundo se queja de lo mismo— habrá 4 o 5 temáticas principales en las que se metan esas tareas.
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Bien, resumen hasta ahora:
Humildad, calla la boca y bloques.
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Seguimos.
Una vez que más o menos vayas pillando el tranquillo y entrando en la energía del nuevo sistema (un par de semanas aproximadamente), tus esfuerzos deben ir dirigidos a hacer todas las tareas.
—Amos, no me j*das, para eso están ellos, para hacer sus tareas y yo las mías.
Ay la Virgen, no me seas Arsacio.
No es que las hagas tú todas, es que las hagas una vez, por lo menos, TODAS.
Con eso te darás cuenta de muchas cosas:
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Y la mejor:
No dependes de que nadie te chantajee con la tarea y así poder delegarla a la persona más idónea por su personalidad —que luego veremos.
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En Teruel, en mi primer equipo, tuve las pocas luces de delegar una tarea pastosa a un compañero.
Como me sentía en deuda porque la hiciera, de manera inconsciente —o más bien consciente— le beneficiaba en pequeños detalles.
Eso genera injusticias que es la peor de las amenazas de un equipo. Para calibrar mi equipo, siempre utilizo las amenazas de las que habla el neuroliderazgo (David Rock, 2009) y que te las resumo, fácil:
En un equipo nadie tiene que sentir que hay incertidumbres —cuéntales todo para que no haya rumores.
Que nadie sienta que hay injusticias en el mismo nivel de trabajo —tú sí, el otro no.
Que haya autonomía —que puedan hacer las tareas como quieran mientras cumplan los objetivos.
Y observar las relaciones —aquí yo meto la personalidad.
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Vale, como te decía en relación a que alguien sepa hacer algo que yo no, nunca mais.
Desde ahí, en los siguientes equipos, todas las tareas, aunque no me competan, las he hecho mínimo alguna vez para decidir si se quedan o se van. O quedándose, si pueden mejorarse o delegarse al compañero/a más adecuado.
En cuanto a la gestión de la información, yo utilizo un sistema de gestión llamado GTD (David Allen) —un pelín adaptado a mi modo— que hace que cada papel o correo electrónico que entra tenga su itinerario predefinido para no calentarme la cabeza.
Todo a su sitio cuando toca.
Y todo guardado y que sea encontrable en los menos clicks posibles.
Cuando estaba en Carlet (Valencia), le hablé de estas técnicas de gestión de tiempo a un empresario que había perdido la vista de un ojo a causa del estrés —y que luego le volvió al aplicarlas— y me dijo que utilizarlas le había dado nuevamente la vida. Además de la visión.
Al final son truquis mentales que hacen que cuando pase algo, pienses algo, para solucionar algo. De esos tengo un puñao.
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Bueeeno, vamos a por la última, la personalidad.
Esta tiene mucha miga, pero de todos los años y sistemas que he estudiado y aplicado, quédate con estos rasgos de personalidad:
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EXTROVERSIÓN:
Necesidad de estímulos externos. Interviene una zona cerebral llamada área reticular que está muy POCO activada en los extrovertidos y que habla con el córtex para despertarlo.
Si eres muy extrovertido necesitas a la gente, hablar mucho y hacer muchas cosas diferentes y novedosas —por eso se dispersan tanto—, además de ser unos cuentachistes que te cagas. Todo para reactivar el área reticular y el córtex y no aburrirse.
Pura necesidad. A veces los extrovertidos parece que quieren ser el centro de atención, pero no siempre es así.
INTROVERSIÓN:
Misma área, pero que al estar MUY activada, lo contrario a los extrovertidos, no necesita estímulos externos, por lo que se meten en su cueva. Pasan de la gente para no sobreestimularse, no porque no les guste estar con personas, y se concentran muy bien en una sola tarea.
NERVIIOSISMO:
Se agobian muy rápido, se frustran, gruñen y están más tensos que las cuerdas de un arco. Para aliviar su estrés comen malamente o buscan drogas legales o ilegales para desconectar su run run interno. Se meten rápido en el pozo del sufrimiento, de la depresión o el victimismo. Son muy vergonzosos, costándole mucho no ruborizarse ante los demás o sentirse enjuiciados al hablar en público.
TRANQUILIDAD:
No se alteran ni aunque venga hacia la tierra el Gog de Benitez. Hay personas que parecen tranquilas, pero que va.
A esas se les llama represoras y ante un estrés o ruido fuerte se alteran más que los propios nerviosos. A los verdaderos tranquilos, ya les puedes poner un petardo en el oído, que ni se inmutan.
ABIERTOS DE MENTE O CREATIVOS:
Son personas humanas que ven la vida de manera diferente, hablan de cosas diferentes y se rebelan contra lo tradicional. Aman la belleza y el arte y están en sus mundos de fantasía, además de ser muy curiosas intelectualmente y adaptarse bien a los cambios.
CERRADOS DE MENTE O TRADICIONALES:
Mejor pájaro en mano que ciento volando. Sota, caballo y Rey. Lo habitual les da seguridad y las tradiciones son su punto fuerte. Son personas que van por el camino establecido sin hacer nada diferente —aunque pueden quejarse 30 años sin mover un dedo. Por eso se adaptan peor a los cambios.
MINUCIOSOS:
O responsables. Son detallistas, ordenados, perfeccionistas, disciplinados y reflexivos. Piensan antes de hacer las cosas y se esfuerzan mucho en cumplir las normas, dando mucha importancia a la ética y la moral. Si empiezan algo, lo acaban y trabajan duro para conseguir sus objetivos.
ABSTRACTOS:
Se comportan de manera impulsiva y dispersa. Hacen y luego lo piensan y son muy laxos de principios. Como decía Groucho Marx: —Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros.
AFABLES:
Piensan bien de la gente, son altruistas y bondadosos. Diferente al ser cariñosos de los extrovertidos que necesitan el contacto humano para estimularse, los afables lo necesitan para sentirse queridos. Son complacientes, les cuesta una barbaridad decir que no y son muy diplomáticos para no herir sensibilidades. Los demás antes que ellos.
DOMINANTES:
Ellos antes que los demás, por supuesto. Manipuladores, competitivos, agresivos y hostiles. No les gusta la gente o la utilizan para sus fines. Cero ayudadores —salvo para manipular— y cero compasivos con el dolor ajeno.
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Como ves van a pares:
Extroversión – Introversión
Nerviosos – Tranquilos
Creativos – Tradicionales
Reflexivos – Dispersos
Afables – Invasivos
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Cada uno de los rasgos obedece a un circuito cerebral dispuesto en bucle explicados por la teoría más utilizada en el mundo por científicos, investigadores y psicólogos, los Big Five.
Yo te las he adaptado para que no te líes.
Estos comportamientos que te he descrito los que son muy, muy, de un extremo, se les observa casi siempre en todos los ámbitos. Si en algún ámbito no los ves, es que esconden su verdadera naturaleza.
Por ejemplo, puedes ser muy responsable en el trabajo y no serlo en tu casa.
MEEH.
Algo falla. Y como perfiladores que vamos a ser hay que descubrir el porqué.
Normalmente, solo puedes observar a la gente en un ambiente —el trabajo en este caso— y por lo tanto, tendremos que ver si son comportamientos naturales o adaptados (personalidad).
Sigo con los Big Five:
Estos 5 bloques polares —diez extremos— son independientes entre sí, aunque interactúan.
Por ejemplo, puedes ser Extrovertido, nervioso, tradicional, responsable y afable.
Y no es blanco o negro. Va por niveles.
Imagina que 100 es extroversión y 0 introversión, todos tendemos hacia un lado u otro no llegando a los extremos. De hecho, solo un 15% son muy extrovertidos y otro 15% muy introvertidos. El resto son ambivertidos.
Y así con todos los rasgos.
No puedes ser comportarte de manera extrovertida e introvertida a la vez, pero sí de manera extrovertida y nerviosa, o si metemos los 5, de manera extrovertida, nerviosa, tradicional, reflexiva y afable.
Normalmente observarás de alguien uno o dos extremos —de los diez— más pronunciados. Esos son los que nos interesan para armonizar el equipo en base a cada tipo de personalidad confeccionada con estos rasgos.
En la última parte te cuento trucos para cada uno.
Son como sus llaves de comunicación y te harán mucho más fácil la interacción con cualquier compañero o compañera de tu equipo.
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