En 2009 me hice cargo de mi primer equipo. Menuda movida.
Cada uno de su padre y de su madre. Eran como gotas de agua hechas de lo mismo, pero cada una tan diferente a la otra.
Y yo con mi personalidad orientada al buenísimo y a evitar el conflicto.
Vamos, que se juntó el hambre con las ganas de comer.
Pasé las de Caín, no te voy a engañar, hasta que aprendí mucho, mucho, sobre el comportamiento humano y todo se ordenó.
Y me ordené.
Supongo que estás en la situación en la que te has hecho cargo de un equipo —o te falta poco— y tienes más miedo que once viejas.
Voy a intentar contártelo de una manera diferente.
Desde cero.
Mis aciertos y mis cagadas.
Y ya no te tendrás que preocupar de cómo sean tus empleados. O tus jefes. Lo tendrás controlado del todo y dormirás mejor.
Y la productividad aumentará.
Si te ha caído el pastel de dirigir personas o llevas tiempo y no hay manera de que el equipo esté en armonía:
Es raro escribir por un formulario. Tú no sabes que pienso yo, ni yo que piensas tú.
Lógico.
Nada, no te preocupes y vamos al lío. Tú tienes un problema y crees que lo puedo resolver y por algún sitio hay que empezar ¿no?
Neurolider.es
2023