Me alegro mucho de que estés aquí. Te cuento desde el principio.
Soy manchego. Culipardo del tó. Así nos llaman a los que hemos nacido en Ciudad Real, una de las provincias de Castilla La Mancha, en España.
Me encanta la gente de mi tierra, su humildad, su bondad y su hospitalidad.
Seguro que a ti te pasa con tu tierra. Siempre que surge, trabajo con empresas y dirigentes manchegos, o con personas y empresas con esas características. Las típicas de las buenas personas. Ahora vivo en la Comunidad de Madrid, región donde me he criado.
Madrid es otro rollo. Son gente genial también pero van siempre a toda leche. A todos los sitios. Da igual el día y la hora. Es otro ritmo al manchego y también me mola mucho trabajar con ellos. Si mis paisanos están más orientados al colectivo, los madrileños son más individualistas, pero ambas regiones están llenas de buenas personas.
Después de este arrebato de raíces vamos al lío. Te contaré mi historia para que veas por donde fueron mis tiros camino al liderazgo e intentaré dos cosas:
Intenta ver mis experiencias con mis ojos, abre la mente y ponte siempre una máxima «Yo haría lo mismo en tu lugar si fueras tú».
Cada uno tenemos un camino y yo te enseñaré el mío, es mucho conocimiento y experiencia. Muchas cosas te servirán y otras no.
No te haré resúmenes de libros, pero si te haré un resumen de lo que me ha servido.
Y de lo que no. También te diré mis cagadas. Y esas no salen en los libros.
El líder de hoy debe ser confiable y eso se consigue con un reajuste de ideas y actos sobre la marcha, con un constante aprendizaje, propio y de los demás.
Y sinceridad, que no sincericidio. Para los que sueltan todo sin la más mínima compasión, a veces, calladitos están más guapos. O guapas. Pero ese es su camino y no el mío ni el tuyo y te enseñaré a lidiar con esos también.
Ponte cómodo o cómoda. Este fue mi camino.
En esta serie de post que irán enlazados te daré información con ejemplos reales, aunque algo modificados por secreto profesional y omitiré nombres.
Me jod* no decirlos porque me encantaría que todo el mundo los conociera, unos por comportamientos miserables y otros por los geniales profesionales que son. Incluso los miserables, realmente no lo son si entiendes el comportamiento humano.
Pero vamos al turrón. Yo no soy una persona especialmente responsable. Y aquí empezamos con el aprendizaje unido a las experiencias.
Uno de los modelos que utilizo para analizar el comportamiento y sus conductas es el de los Big Five, y lo complemento con la Sinergología o análisis del comportamiento no consciente para ver la coherencia de lo que dice una persona, con sus gestos, picores y corporalidad (lo que realmente está sintiendo por dentro). Esto es la leche, ya te contaré.
Pues bien, dentro del modelo de los Big Five que define 5 grandes dimensiones de la personalidad (por eso el nombre, lo mismo se rompieron la cabeza al pensarlo), una de ellas es la que se denomina Responsabilidad.
La encontrarás con más nombres como Minuciosidad, Tesón o como yo la llamo, Pensamiento Detallado.
Te ahorraré la chapa biológica, ya habrá tiempo, pero quédate con que es principalmente el córtex prefrontal y cuatro zonas destacadas de este que junto con conexiones neuronales a la base del tálamo hacen que seamos más o menos reflexivos o impulsivos.
Las 6 facetas o saquitos de comportamientos de la Responsabilidad y que veremos muy bien si observamos cómo nos relacionamos con las tareas (en casa o en el trabajo) son estas y sin entrar en detalles:
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C1: Ser muy competente.
-C1: Ser poco competente.
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C2: Ser muy ordenado, limpio, detallista, puntual.
-C2: No ser lo de arriba.
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C3: Ser una persona ética moral y justa.
-C3: Lo contrario.
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C4: Ser una persona orientada al logro, esforzándose por conseguir lo que se propone. Sigue ante las adversidades y lo que empieza, lo acaba.
-C4: Pues nada de eso.
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C5: Ser una persona disciplinada, rutina y perseverancia para conseguir las metas.
-C5: De disciplina no le hables.
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C6: Ser una persona con alta necesidad de reflexionarlo todo. Pensar antes que hacer.
-C6: Impulsividad a tope. Hacer antes que pensar.
Como veis son 12 facetas de una de las dimensiones (o factores) de la personalidad. Junto con las otras cuatro dimensiones hacen un total de 60 facetas.
Estas piezas son la expresión mínima del comportamiento humano, como si deconstruyéramos la personalidad cuál chef deconstruyendo platos de autor.
Si imaginas un color, el que sea, es la unión de otros colores básicos. Eso es nuestra personalidad. La unión de muchos colores básicos que conforman un único color.
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Pero claro, algún color destaca en nuestra personalidad. Ese color que destaca es como si destacara una dimensión de la personalidad por encima de otras, o la mezcla de dos o tres que destaquen mucho.
Después de la metáfora, aclaraciones que debéis conocer. Cada dimensión de la Personalidad tiene una letra asociada:
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Extroversión (E)
Neuroticismo (N)
Apertura a la Experiencia (O)
Responsabilidad (C)
Afabilidad (A)
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Son letras que corresponden a su palabra en Inglés, las que ves que no coinciden es la Apertura (Openess) y la Responsabilidad (Conscientiousness).
Cada dimensión tiene dos polos o extremos, por eso cada faceta contraria lleva un – delante. Es decir que si una persona es muy minuciosa tiende a C, y otra que no lo es mucho, tiende a -C.
Otra cosa importante es SER una persona responsable. Diferente a ESTAR en modo responsable en ese momento si las circunstancias lo requieren.
SER es por convencimiento y es un comportamiento que haces lo mismo en tu casa que en el trabajo, te miren o no te miren y eliges hacerlo como primera opción de elegir un comportamiento asociado a esta u otras dimensiones de la personalidad, también llamadas rasgos.
ESTAR en ese comportamiento es hacerlo porque te van a enjuiciar, alguien se va a sentir mejor, tu jefe te va a ver más listo y más guapo, etc.
Los comportamientos asociados a los Big Five están hiperestudiados y experimentados. En cualquier parte del mundo y para cualquier ámbito los han utilizado (incluido el liderazgo), y su test, el NEO PI R está traducido a 40 idiomas. Pero mi idea es que aprendas a reconocerlos indirectamente, es decir, sin test y sin meter a nadie en un escáner de emisión por positrones ni ponerle un casco de electrodos.
Por eso, la siguiente indicación que me gustaría darte es:
Piensa en la persona más hiperresponsable que conozcas y en la que reconozcas comportamientos de todas las C que te dije arriba. Incluso puedes ser tú, por supuesto.
Y ahora piensa en la persona que tenga comportamientos de todas las -C. Que también puedes ser tú…
¿Las tienes?
Esos son los baremos que vas a tener en mente para ir observando y anotando comportamientos de las personas que analices. No solo en esta dimensión o rasgo. Sino en las 5 dimensiones (o factores).
Eso sí, a la vez no puedes comportarte Responsable e irresponsablemente, por eso se estudian con dos extremos.
Lo primero es reconocer las conductas de esas 5 dimensiones y sus 12 facetas (6 de cada polo).
60 facetas que te tienes que saber de memoria.
Para aprenderlas, puedes ponerle un nombre y luego crear una historia con la persona que hayas elegido para cada polo:
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C1: Competencia.
C2: Orden.
C3: Ética y moral.
C4: Logro con esfuerzo.
C5: Autodisciplina.
C6: Reflexión.
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Ejemplo: Juan es un tío supercompetente (C1). Llega al curro y su escritorio lo tiene ordenadito, no se le escapa un detalle (C2). Todo lo que dice es coherente, lo que dice, lo hace (C3). Se esfuerza mucho en hacer los trabajos que le piden (C4) y no procrastina (C5). Antes de hacer algo lo tiene muy pensado (C6).
No hace falta una historia con las contrarias, ya que si solo te aprendes unas, las otras pertenecen al otro extremo.
No te puedes comportar igual con un compañero que tenga alta Responsabilidad que con otro que no la tenga.
El primero amará el detalle y el control y el segundo, si le pones a mirar datos en un Excel las 8 horas de su trabajo, acabará diluyéndose y su alma abandonará su cuerpo para entrar voluntariamente en el infierno, resignada y cabizbaja.
También puedes acordarte de la información, o dar presentaciones, o estudiar, con herramientas tan visuales como Visual Thinking:
A la Responsabilidad, como te dije, yo la llamo Pensamiento detallado (más minucioso), y a la baja Responsabilidad, Pensamiento Abstracto (más disperso). Movidas mías para acordarme y para que los alumnos de mis cursos o los equipos con los que trabajo retengan mejor la información.
Siempre vamos a incidir en con cómo aprende cada cerebro.
Eso ya se nos ve desde chiquititos (y luego cubrimos con nuestra personalidad).
Lástima que nos enseñen de manera genérica y no adaptándose a cada necesidad cerebral.
Que sí, que sería más complicado. Pero si yo lo hago con mis clientes, empleados, familiares cercanos o con mis hijos sin ser psicólogo, lo mismo esto es algo que podríamos aprender todos.
Pues no, no soy psicólogo. Me dedico al 98% de la población que no necesita ayuda médica profesional. Solo ayudo a cohesionar equipos y que superen baches o lleguen al alto rendimiento, y así evitar que sus componentes vayan al Psicólogo.
Mi curriculum va por otro lado.
Lo dicho, no soy una persona muy responsable de manera natural.
Tampoco lo soy poco, pero digamos que tengo comportamientos de uno u otro extremo tirando de manera natural a más a despistado y poco detallista, aunque cuando me van a «poner nota» es decir, voy a ser juzgado por mi trabajo, ese pastoso que no me gusta tanto, me muestro más responsable de lo que le gustaría a mi cerebro. Y con el que me gusta me he vuelto hiperresponsable (eso me cuesta menos, claro).
Siempre he sido el chico bueno, el buen amigo, el buen hijo…
Y ahora me doy cuenta de que mi pasotismo de serie ha hecho mucho. Al no querer entrar en conflictos para que me dejaran en paz, me adaptaba a todas las situaciones que me iban surgiendo.
Era mi estrategia preferida.
Que no tiene por qué ser la tuya. Hay muchas diferentes según el sistema que utilices para conocerlas. Ni mejores ni peores. Cada una con sus mierdas y con sus superpoderes.
Mi superpoder es la adaptación y una de mis mierdas, el no enfrentarme al conflicto.
Y eso para liderar es fatal.
Pero antes, ya se encargó el Colegio de Guardias Jóvenes en Valdemoro que aprendiera Responsabilidad.
Para salir como Guardia Civil (un tipo de policía española), nos metieron en vena disciplina militar, obediencia, responsabilidad y cero procrastinación. Por la cuenta que me traía, hicieron de un adolescente ingenuo y en sus mundos de fantasía en un hombre hecho y derecho.
De esos que, más tieso que un palo, contestaba: «A la orden mi Capitán».
Inciso.
La mayoría de los chicos maduramos más tarde que las chicas, nuestra edad del pavo puede ser hasta el infinito y más allá, contrario a nuestras homónimas de especie. En ellas el córtex ya tiene, de nacimiento, más conexiones en el área del lenguaje y del pensamiento más detallado.
Cierro inciso y abro reflexión.
Si a mi me sirvió esta experiencia, tipo mili, como a todos mis compañeros, para madurar, y si la mayoría de los chicos ahora no tienen esas experiencias que les aumenten la Responsabilidad, la disciplina y por tanto la madurez cortical, ¿Quizá necesitamos otra vez mili?
Quizá no exactamente mili, pero ¿necesitamos aumentar la disciplina de alguna manera educativa para que los cerebros maduren?
Ahí lo dejo para los psicólogos y los fans de las teorías basadas en los cero límites.
Esto también pasa cuando nos vamos a vivir solos o cuando hacemos viajes al extranjero. Y por supuesto cuando pasamos una experiencia muy chunga.
Eso hace que forcemos a nuestro cerebro a crear nuevas neuronas y a enviarlas a donde se necesitan.
La neurogénesis de toda la vida. Si necesitas más pensamiento detallado, allá que van los refuerzos.
Como esto va de liderar, te voy a contar desde que ascendí a Sargento y empecé a ser un jefe con responsabilidad, porque líder, en esos momentos, ni hablar del peluquín.
Pero antes, lo que te puedo confesar es que yo estaba muy a gusto con mi competencia adquirida a base disciplina y correr por una pista a paso ligero y siendo de esas personas a las que respetan y de las que dicen: «Que responsable, majo y buen compañero es»
Vamos, que pasaba de enfrentarme a los problemas que yo veía con los distintos jefes que tuve.
Por entonces, en mis primeros 6 años de Guardia Civil tuve de jefes a un borracho, un déspota, uno que sí era muy bueno y otro un sinvergüenza, en fin… Que hasta el bueno, tenía problemas con algunos y eso que intentaba que todos estuvieran bien.
Ya en el siguiente post te cuento cómo me decidí a ascender y una actuación policial que tela marinera.
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