El 9 de marzo de este año se supo que el español Miguel López Alegría iba a ser el Comandante de la próxima misión espacial denominada «Axiom Space», creada para democratizar el espacio.
Democratizar el espacio. Toma ya, a lo Star Trek.
En el periódico donde leí la noticia no ponía de qué iba eso de democratizar el espacio y tampoco si otras razas extraterrestres estarían de acuerdo con el tema, pero de eso no vamos a hablar hoy.
Resulta, que cuando la NASA elige a un astronauta para una misión, no solo tiene que tener los conocimientos necesarios para operar con instrumentos y artilugios varios en el infinito y más allá, sino que además tiene que reunir unas características personales que hagan que no resulte un coñazo estar con el o la astronauta en cuestión.
Normal.
Imagínate 6 meses con un muermo de tío o un tostón de tía…
Lo mismo te tiras de la nave en marcha.
Pero no solo eso. Tienes que ser un o una optimista de 10.
Los que habéis estado en mis formaciones sabéis que hay una faceta en la dimensión de personalidad Extroversión que refiere que las personas que puntúan alto en esa faceta tienden a ser más optimistas, chistosos, alegres y positivos.
Es por tema de necesidad de estímulos y de cantidad de circuitos de recompensa en los cerebros extrovertidos.
Experimentos varios así lo demuestran. A mayor cantidad de experiencias, mayor probabilidad de obtener recompensas y más optimismo para conseguirlas.
Imagínate lo contrario. Que el astronauta en cuestión fuera un agorero pesimista. Menudo jaleo.
—Tenemos un problema Houston. Y la cosa está jodida, no sé si vamos a escapar de esta…
Resumiendo, que como tienen que elegir a gente muy preparada, con un coco enorme y que además sean alegres y optimistas, pues eso hacen.
Pero en la mayoría de las empresas esto no pasa. Te ponen a dirigir un equipo con compañeros que tienen una mezcla de personalidades tan diferentes que ya les gustaría a las ensaladas del Mercadona tener esa variedad.
Tienes al chistoso, al dramas, a la pesimista, al cotilla… y un sinfín de etiquetas que ponemos a la gente para estar un poco más seguros de a lo que nos vamos a enfrentar.
Y no los eliges como la NASA.
Te han tocao y punto.
En estos casos, yo individualizo y en vez de verlo como un fastidio cambio la forma de mirar el conflicto a algo parecido a tener un reto.
Ya no me chirría la personalidad de alguien y veo a esa persona como un sudoku que tengo que resolver para que lo mires por donde lo mires, el resultado sea el correcto.
Lo primero es encontrar en qué destaca positivamente.
Será mi ancla. Donde me apoyo cuando me saque de mis casillas o necesite lo mejor de ese compañero o esa compañera.
Vamos a poner el ejemplo típico que tenemos siempre en un equipo.
El compañero o compañera denominada tocapelotas.
Vale que no es un término muy científico, pero si lo quieres en latín sería el homo tocapelotus.
Este tipo de personalidad tiene la habilidad inherente (por capacidad reflexiva y educación muy estructurada) de encontrar el fallo en lo que vea o digas. Persona seria que causa pesimismo en el ambiente. Y mala leche. Es como un aguafiestas al que no se le escapa una.
El problema es que genera en el equipo una tensión mayor de la que tienes cuando vas a un juicio.
Porque es eso lo que pasa. Te sientes enjuiciado y pensando en si estás haciendo las cosas bien para que el homo tocapelotus no levante una ceja y ponga cara del emoji con la lupa.
Pues te voy a decir algo.
Ojo que lo que viene es muy importante y te cambiará la visión de lo negativo que observas en alguien.
Toda persona humana que hace algo, lo hace por algo bueno o positivo.
Incluso el que creas que es una mala persona, mal compañero y lo que se te ocurra, lo hace para mejorar algo o tiene unas circunstancias personales tan negativas que le impulsan a comportarse como lo hace.
Lo que pasa es que comparamos a cualquiera con nosotros mismos.
Si yo soy muy tranquilo, los nerviosos me alteran. Si soy muy listo, los que tienen menos capacidad me ponen de los nervios. Si soy muy amable, los soberbios me causan más rechazo que el pan mojado en agua. Y así, con facetas de tu personalidad que comparadas con las de los demás te rechinan como una tiza en una pizarra.
Siguiendo con el ejemplo del tocapelotas o perfeccionista. Ojalá hubiera más personas con este tipo de personalidad ya que se fijan en los errores y van al detalle para hacer que todo mejore.
¿A que ahora la visión es diferente?
Esa es su motivación principal, pero lo que no ven ellos es la sensación de juicio que causan a su alrededor.
Pero a mí eso me da igual. Cojo sus virtudes y en conversación aparte, tomando una cerveza o un cafelito, se las digo.
Le digo primero que me flipa su capacidad de observación (los halagos siempre tienen que ser verdaderos y de verdad que es alucinante la capacidad de observación y reflexión que tienen) y que estoy de acuerdo con que se puede mejorar lo que provoca su detallismo airado.
Y por supuesto, también le expongo que aún teniendo razón causa un ambiente de tensión en el equipo, para luego finalizar con las pautas a seguir:
Cada vez que vea algo que no funciona debe buscar una posible solución que junto con las que yo busque y con los recursos que pueda obtener, si no se arregla del todo, algo mejorará seguro.
Ya no se quejará por quejarse ya que tendrá que pensar en una posible solución.
Pero no le digas, por Dios, que las cosas son así y que no se puede hacer nada.
El respeto no está en tus galones (los que un día te dieron por aprobar una oposición o haber sido elegido), sino en la capacidad de resolver estas situaciones para que todas y cada una de las personas que integran tu equipo se sientan reconocidas, admiradas en lo que hacen bien y teniendo claro las cosas negativas que deben mejorar para el bienestar mental propio y del equipo.
Pues ale, hasta aquí por hoy. Hasta la próxima.
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Una abrazo.
Tony
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PD1: Si has visto fallos en este post, no pasa nada, admiro tu capacidad de detalle 😉
PD2: En este video Miguel López Alegría cuenta en menos de 2 minutos como empezó su sueño de ser astronauta.
Sé que me vas a decir que mucha alegría no muestra y que no hace honor a su apellido o a lo que te he contado del reclutamiento, pero me da pie a contarte que por eso los analistas del comportamiento observan a una persona en muchos ambientes. Así reconocen cuando es normal o no que se comporten de determinada manera las personas analizadas. Lo raro es que, en una entrevista formal, alguien muy alegre se muestre excesivamente chistoso ante esa situación en ambiente desconocido.
PD3: Este es el emoji del que hablo en el artículo:
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