No sé si te va el tenis, a mí ni fu ni fa, pero te voy a contar una historia muy curiosa.
En la década de los 90 dominaba el juego un tal Boris Becker, un pelirrojo que tenía muy mala leche en el saque haciendo que ningún oponente olieran la bola.
Bueno, hubo uno que sí las olía.
André Agassi, otro fenómeno, pero porque descubrió algo.
Tras analizar a Boris en varios videos, se dio cuenta de que, de manera inconsciente y casi imperceptible, ponía la lengua en una determinada posición justo antes del saque.
Si llevaba la lengua desde el medio hacia el labio superior, siempre sacaba al centro, y si la llevaba hacia una comisura, buscaba la línea.
Rollos de hemisferios cerebrales que hacían que su lengua se moviera y que su saque fuera predecible.
Después de ese descubrimiento, el pelirrojo no pudo ganar a André en 6 años. De hecho, seguro que le decía a su mujer:
—Puto Agassi, parece que me lee la mente.
Realmente no le hacía ni falta. Cuando años después André le confesó el truco descubierto a su oponente, casi le da un chungo.
Leer la mente, de momento, no es posible, por lo menos para la mayoría de los mortales, pero hay técnicas que, utilizadas correctamente, hacen que puedas inferir un gran porcentaje de comportamientos.
Solo tienes que observar.
Yo utilizo para eso la Sinergología o comportamiento no verbal.
Ojalá la hubiera conocido en mis años mozos cuando apatrullaba la ciudad.
Crees que eres experto en conocer los desencadenantes que hacen que la gente sea hostil tras miles de actuaciones. Pero a veces no las ves venir.
Ahora se sabe que cuando a una persona se le dilatan los orificios nasales, baja un pelín la cabeza como un toro al embestir, y a la vez aprieta el puño o puños, esas tres indicaciones dan como resultado una agresión física.
Lo que antes tu cerebro te decía:
—Ojo que este está mosqueado y puede que lance el puño— con estos 3 items lo tienes asegurado y así puedes intervenir de alguna manera para cortar el proceso mental del futuro agresor.
Te puedo decir que de todo lo que conozco sobre comportamiento no verbal me he hecho especialista en la observación de una treintena de gestos y microgestos. Eso me da para estar en la zona superior.
No es egocentrismo. Te lo explico.
El otro día escuché a un gurú del marketing —un empresario multipotencial que había ganado millones de dólares, luego los había perdido, después había ganado más y así iba el hombre aprendiendo de los errores— una idea interesante.
El tipo se llama James Altucher. Ha escrito un libro llamado Salta la línea y en él cuenta que si conoces unos pocos trucos de cualquier ámbito y le metes un montón de horas de práctica, te posicionas en la zona superior de ese ámbito.
El colega es también Maestro de ajedrez, y un ejemplo con este juego es que si conoces algunos movimientos eres mucho mejor que otra persona que solo sabe mover las piezas, y si te enseña un Maestro de ajedrez otros pocos movimientos chungos que los amateurs no conocen, llegas al rango de poder disputar torneos locales.
Y si además le metes mucha caña a esos movimientos durante un par de años, te posicionas entre los 100 mejores de tu país.
De ahí a que seas de los 20 mejores, va una delgada línea que se llama talento innato y muchos más años de estudio y experiencia, cosa que a nosotros ni nos va ni nos viene. Por lo menos a la mayoría de nosotros.
Mis queridos amigos Juanma López Pincho, Cristina Jimenez y Pedro Cárdenas, son de los 20 mejores en Sinergología, ya que llevan muchos años dedicados a estudiar el comportamiento no plenamente consciente y a practicarlo a diario en sus profesiones.
Yo solo estoy en esa zona superior, complementándolo con el análisis de la personalidad, donde quizá esté en una zona superior también.
¿Soy de los mejores? Para nada.
¿Me sirve a diario y ayudo a los demás con lo que sé? Dalo por hecho.
Con todo esto, me surgió una reflexión que te traslado:
A veces nos obsesionamos con ser los mejores en algo, cuando estar en la zona superior nos da más que de sobra. Ahora bien, eso lo tienes que empaquetar de manera que nadie lo haya hecho.
Es la novedad la que te da oportunidades, el riesgo de proponer nuevas ideas que antes nadie haya dicho o hecho o darles a esas ideas un nuevo color. Y probar mucho sin que te obsesione el resultado.
Eso y conocer los trucos que, con estudio y esfuerzo, te hagan estar en la zona superior te deberían valer para iniciar el plan B de trabajar en lo que te apasiona.
Hasta que sea el plan A.
Hoy hasta aquí.
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Un abrazo.
Tony
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PD1: ¿Sabes que si te aprendes una treintena de palabras de dos letras en el Scrabble te sitúas en la zona superior del juego? Haces palabras que nadie conoce y es más efectivo que conocer las de 7 letras. Si te mola el juego, pilla el diccionario.
PD2: ¿Sabes que si compras las propiedades naranjas del Monopoly estás en la zona superior del juego? Todo el mundo te tiene que pagar y eso hace que tengas una gran ventaja estadística sobre los demás jugadores.
PD3: Este es el libro. Lástima que solo esté en inglés.
Por si te gusta seguir reflexionando tengo un montón de emails par ti. Abajo la suscripción.
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