En 2009, Clayton Christensen, profesor de la Harvard Business School, publicó un estudio que realizó durante seis años —ya le echó rato el señor— con tres mil ejecutivos y quinientos emprendedores innovadores.
Llegó a dos conclusiones importantes:
Una, que existen cinco habilidades que separan a los que son más creativos del resto y que son estas:
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Y la segunda, es que cerca del 80% de tu creatividad puede ser aprendida y adquirida.
Si aprendes técnicas para desarrollar tu creatividad en tu rutina diaria, podrás incrementar tu capacidad creativa entre un 20 y un 50%
Digamos que la creatividad no surge de la nada. Siempre hay algo sobre lo que se sustentan las nuevas ideas.
Cuando a una gota de agua se le agrega otra, forman una sola gota de agua y no dos. Cuando a un concepto se le agrega otro, se convierte en un concepto nuevo y no en dos conceptos separados.
Uno más uno es uno.
No son siete, que te veo venir…
Y luego están nuestras limitaciones o personalidad.
Las personas que demuestran curiosidad e iniciativa se vuelven indispensables en cualquier organización. Es más probable que sean promovidos y recompensados aquellos que puedan imaginar alternativas a los problemas a los que nos enfrentamos en esta sociedad cambiante y voluble.
Un tal Leonardo Da Vinci encontraba ideas maravillosas inspirándose en objetos sin conexión o al azar. Su desafío era mezclarlos conceptualmente con las movidas que tenía entre manos.
Por ejemplo, si tienes un problema o cuestión que resolver, mira a tu alrededor.
Si ves unas tijeras, piensa: ¿qué tienen que ver las tijeras o la acción que realizas con unas tijeras para resolver mi problema?
Lo mismo te sorprende lo que tu cerebro es capaz de conectar…
Si nos metemos con lo puramente estructural, esto que te voy a contar ya lo conoces, pero te lo recuerdo para contarte después algo que quizá no sepas:
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El hemisferio izquierdo del cerebro trabaja con una cosa a la vez y procesa la información de manera lineal. Es el responsable de que podamos escribir, analizar, abstraer, categorizar, usar nuestra lógica y nuestro razonamiento, juicio y memoria verbal, utilizar símbolos y comprender la matemática.
El hemisferio derecho puede integrar muchos inputs al mismo tiempo, nos brinda una percepción holística y logra encontrar similitudes. Es, quizá, la base de nuestra intuición junto con la materia blanca, y aparecen los insights o revelaciones. Además, se ha especializado en sintetizar, visualizar, reconocer patrones y relacionar.
Por ejemplo, acordarse del nombre de una persona es función del hemisferio izquierdo, mientras que recordar la cara pertenece al derecho. Leer un libro que te explique cómo jugar al tenis es función del hemisferio izquierdo, pero sentir cómo la pelota tiene que impactar en la raqueta, del hemisferio derecho.
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Yo supongo que voy un poco más jodido del izquierdo, porque de los nombres me acuerdo reguleras. Mi creatividad y conexiones abstractas son muy altas, pero para apuntalar las bases racionales más lineales le tengo que echar más rato.
Hablando del ejemplo del tenis, el Coach internacional Tim Gallwey escribió un libro llamado el juego interior del tenis.
El caso es que el título era literal, no metafórico, el tipo enseñaba a jugar al tenis a la peña, pero se dio cuenta de que algo pasaba en los cerebros humanos.
Decía que existían dos Yos o yoes, como se diga. No rollo personalidad múltiple, te cuento:
El Yo número 1 que es el que nos da la chapa y nos acribilla a pensamientos —no siempre buenos— y el Yo número 2 que es el que actúa sin pensar.
Si vas a dar un revés en un partido, tu Yo número 1 te está dando la murga con que lo tienes que hacer bien, que es un partido importante, que te está viendo tu churri, que no puedes fallar, etc.
El Yo número 2 simplemente sabe lo que tiene que hacer porque es lo que ha aprendido durante años.
Vamos, que si no nos pararamos a pensar en las circunstancias externas saldría a relucir todo nuestro potencial.
Por eso, el señor Gallwey, instaba a los aprendices a observar como giraba la bola, a analizar a cuantos centímetros pasaba de la red y otras cosillas que se inventaba para que los jugadores no estuvieran atentos a su cansino Yo número 1 y solo ejecutaran los golpes.
Distraía al distractor.
Y parece que funciona.
Si has estudiado mucho de algo o has practicado mucho, no pienses tanto, tu Yo número 2 está absolutamente preparado para hacerlo genial.
Volvamos al proceso creativo.
Podemos decir que hay varios pasos para crear. De todo lo que he leído sobre el tema, me convencen estos 6:
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2. Incubación. Fase inconsciente. Tu cerebro se pone a trabajar sin ser tu consciente, incuba las ideas y realiza asociaciones a su bola. Aquí no debes tener prisa ninguna, no fuerces la solución, ya vendrá cuando tenga que venir. Este quizá es uno de los enemigos de la creatividad, el que tengas que idear algo por obligación, compromiso o prisas. Si te pica el culo, las musas no vendrán…
3. Toma castaña. Fase consciente. Esa incubación sale a flote y te iluminas como un Minion —esta la tienes que pensar— y surge el famoso ajá o Eureka. Yo lo llamo el toma castaña. Cuando se me ocurre algo genial —o eso creo cuando se me ocurre, que lo mismo luego en vez de toma castaña se queda en menuda castaña— se me abren los ojos de para en par y pienso: —¡Toma castaña! Muchas veces me pilla en la ducha, no sé si a ti te pasa.
4. Ejecución. Fase consciente. Me pongo al lío y ejecuto la idea, aunque sea solo escribirla.
5. Evaluación. Fase consciente. Evalúo si va bien la idea con el feedback que recibo.
6. Reajuste. Fase consciente-inconsciente. Reajusto o desecho la idea, aunque nunca se desecha del todo, se queda latente por si sirve para otra ocasión. Se pasa de desechar la idea conscientemente a dejarla latente otra vez en el inconsciente.
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¿No has leído a veces un libro y años después lo has leído otra vez y te han cuadrado ideas que la primera vez ni te diste cuenta?
Pues eso.
No temas en perder el tiempo haciendo o aprendiendo cosas que te gusten porque te servirán en un futuro.
Aunque no las termines, aunque cambies de foco, recuerda: Jamás se pierde el tiempo haciendo o aprendiendo algo que te llame la atención.
Pues hoy hasta aquí.
Coge mis ideas —que las ideas no tienen dueño si se mezclan— y haz que se restrieguen con las tuyas para ayudar a los demás. Esa es la mayor aportación que podemos hacer a nuestro nivel.
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Un abrazo fuerte y hasta el próximo.
Tony
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PD1: ¿Te acuerdas más de los nombres o de las caras? ¿O de ninguna de las dos?
PD2: Hay un doctor en biología molecular que me gusta mucho que se llama Estanislao Bachrach. Es argentino —me encanta el acento argentino— y le mola mucho hablar de creatividad. Te dejo su charla TED.
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