Lo mismo no conoces a Moshe Bar.
Yo hasta ayer tampoco y porque leí un artículo muy curioso.
Moshe es un neurocientífico que trabaja en el hospital general de Massachusetts (mira que me mola decir Massachusetts, aunque siempre tenga que mirar como se escribe).
Pues bien, este señor también está en nómina como profesor asociado en Harvard.
Y como Harvard es la leche y Massachusetts me suena que te cagas, me paré a leer el artículo.
Además, de lo que hablaba es muy yo. Iba de divagar, de tener los pensamientos a la deriva y de pensar en las musarañas.
En eso soy profesional.
Si hubiera un grado de pensador de musarañas, me lo habría sacado con matrícula de honor.
Mi madre, la mujer, creía que eso de estar en la parra no era tan positivo como citaba el artículo.
Agárrate, que te cuento.
La deriva mental son los procesos que abarcan el 47% del tiempo en el que estamos despiertos y parece ser que es muy beneficioso.
El bueno de Moshe en su libro Divagando. Virtudes de la deriva mental explica que divagar sirve para:
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Ostia, pero esto no es estar en el presente como nos cuentan algunas tendencias actuales, ¿no?
Ya estamos con el debate servido, de momento:
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Moshe: 1
Tolle: 0
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Además, la mente viaja cuando le da la gana.
En el fondo es una manera de tomar buenas decisiones, ya que lanza hipótesis basadas en experiencias pasadas para resolver conflictos y la incubación creativa de ideas nos ayuda a comprender el mundo que nos rodea, a los demás y a proyectar mejores futuros.
El artículo, pensé que políticamente correcto, acaba diciendo que no puedes controlar a voluntad el divagar, pero que puedes aprender técnicas para estar en el presente.
Parecía un gol en propia puerta al contradecir la idea principal del artículo.
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Moshe: 1
Tolle: 1
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Pero lo mismo no era solo para quedar bien.
De hecho, hay archiconocidos estudios sobre los beneficios de la meditación.
Y no solo de la meditación.
Rebuscando, encontré otro artículo que decía lo contrario a lo guay que es divagar.
En la revista científica Science, el título del post era:
La mente no es feliz cuando divaga.
Toma castaña, a la porra las musarañas.
El artículo narra un experimento que se hizo con ayuda de una aplicación web para iPhone (al ser yankeelandia pasaron de Android, supongo), la cual recogió 250.000 pensamientos, sensaciones y acciones registrados por las personas humanas que intervinieron en el mismo.
Matthew A. Killingsworth y Daniel T. Gilbert, directores de la investigación y psicólogos de la Universidad de Harvard (Harvard está en todos los fregaos) cuentan en el artículo que el estado natural de la mente es que divague.
Vale, hasta ahí, todos los científicos de acuerdo.
Killingsworth desarrolló la aplicación para que se conectara con 2.250 voluntarios en intervalos aleatorios y les preguntara cómo de contentos estaban, qué hacían en ese momento y si tenían la mente puesta en la actividad o estaba de viaje, ya fuese dicha actividad agradable, neutra o desagradable.
La gente podía elegir entre 22 actividades comunes, resultando que de media pasaban un 47% del tiempo divagando en lo que estaban haciendo.
Mismo porcentaje del artículo de Moshe Bar.
Y entonces, ¿qué sacaron en claro?
Para empezar, Killingsworth y Gilbert descubrieron que el mayor nivel de felicidad se alcanzaba durante las relaciones sexuales, al hacer ejercicio o mantener una conversación.
Cuando descansaban, trabajaban o utilizaban un ordenador, es cuando más infelices eran.
Vale.
Lo pillo.
Foll*ndo, manteniendo una conversación (supongo que interesante, porque en la mayoría de las que se tienen a diario estamos en Saturno por lo soporíferas) y haciendo ejercicio, somos más felices.
Y descansando, trabajando o en el ordenador (supongo que no solo en los Mac), no tanto.
Interesante…
Y aquí viene la frasaca final del artículo:
La tendencia a divagar y deambular de la mente es, en general, la causa y no la consecuencia de la infelicidad de los sujetos.
Léela otra vez porfa.
Vamos, que si hacemos algo que no nos gusta o motiva, nuestra mente se pira y si estamos haciendo algo interesante, se queda.
Aquí abro debate.
A mí me pasa que puede que esté escuchando una conversación súper interesante y lo que escucho me lleve a divagar en pensamientos creativos relacionados con eso que he escuchado.
Digamos que son pensamientos errantes que surgen del interés y no de una actividad no tan feliz como dice el artículo.
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Resumiendo:
Hay estudios que dicen que divagar es beneficioso y artículos que dicen lo contrario.
Según mi experiencia, que como es la mía, a ti lo mismo ni te va ni te viene, pero que te la voy a contar igual, en el equilibrio está la virtud, y saber entrar en estados divergentes y convergentes es la gran habilidad que nos permite divagar o focalizar cuando se necesite.
Si estamos en nuestro mundo más de ese 47% corremos el riesgo de perder conexión con la realidad y si solo estamos concentrados en el presente, no dejaremos que esas conexiones que danzan a su bola cuando los procesos automáticos de la mente errante surge, nos ayuden a evolucionar resolviendo quehaceres diarios.
Yo me siento en mi salsa cuando en vez del presente, estoy en el pasado, presente y futuro a la vez.
Y todo a la vez en todas partes. Como la peli de los chinos.
¿A ti te pasa?
Hoy hasta aquí.
Un abrazo
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Tony Pérez
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PD2: Y el del Iphone.
PD3: Y uno sobre la meditación, por ejemplo.
PD4: Y el trailer de la peli Todo a la vez en todas partes, por si no la has visto.
Muy buena, si la lees entre líneas, por cierto. Con ella divagas de lo lindo y no por falta de interés, sino por conexión de ideas que surgen de las diferentes teorías de la realidad.
Un día divagaré tanto que lo mismo te gustará saber cuanto se me ha pirado la olla uniendo ideas. Para eso tengo una suscripción a la que se entra por aquí:
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2023
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