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Pues como por algún libro tengo que empezar, he elegido este por varios motivos.
No por los datos neurocientíficos que pueda ofrecer el libro o por sus aplicaciones al liderazgo, sino por cómo este libro introduce la manera en la que te voy a presentar los libros.
Empecemos por la idea de consumir píldoras rápidas de información y que sean altamente comprensibles.
Aquí yo estoy en un dilema mu gordo. Por un lado, me flipa reflexionar sobre ideas que me parecen innovadoras y por otra, cada vez me siento con menos capacidad de asimilar una gran información si no se me presenta de una manera, llamemos, diferente.
Diferente puede ser con imágenes. Diferente puede ser con ideas que me rompan los esquemas o diferente puede ser en forma de historias.
El caso es que desde hace tiempo sigo a un tipo genial que cuenta las historias como nadie llamado Álvaro Sánchez de la web Gente Invencible.
A Álvaro lo conocí en Madrid, cuando muchos frecuentábamos eventos al estar empezando con nuestros blogs. Con él no puedes parar de leer lo que te quiere contar utilizando historias y un copy en su email marketing muy pulido.
Recuerdo grandísimas charlas presenciales (no online) que son las que molan de verdad, donde nos contábamos películas sobre el futuro que queríamos construir con las materias que nos apasionaban.
Y no solo con Álvaro.
Charlas con Los Alejandro Novás, las Masha Mikhailova, las Ana Mata, las Maite Gómez y un sinfín de personas humanas envalentonadas y empujadas por la motivación intrínseca de soñar con proyectos muy chulos (y a la par que currábamos de lo nuestro, es decir, de lo que papá y mamá nos indujeron a hacer con todo su cariño).
En esas estaba, y permíteme que te dé esta vuelta memorística para enlazar con este primer artículo sobre libros para darle al coco, cuando conocí a Sara Martínez de la web 5 palabras, la cual me enseñó las técnicas de visual thinking o la manera en la que los dibujitos e iconos dan vida a la información que queremos procesar.
Ya conocía a Ramón Campanyo y sus métodos para memorizar y en estos últimos meses me presentó mi querido amigo Jorge López —autor del método GENIO y nutridor de información súper interesante— a un auténtico crack del liderazgo y de la lectura llamado David Cuesta, el cual tiene un blog en el que esquematiza resúmenes de libros. Ya lleva el tío más de 220.
Pues bien, de todo ese cóctel ha nacido esta idea.
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Primero, de mi necesidad, cada vez mayor, de traducir en mi mente a imágenes todo lo que leo y que lo mismo te pasa a ti también.
Segundo, de la ayuda que me ofrece el programa xmind para esquematizar las ideas.
Tercero, de que leas las reflexiones sobre el libro con historias que enganchen.
Cuarto, de que aparte de esquematizar las ideas, estas vayan acompañadas de iconos e imágenes, que me ayuden —y espero que a ti también— a memorizar de manera más efectiva. Por cierto, probadlo con vuestros peques, les ayudará mucho para hacer sus esquemas.
Y por último, esta película nace sobre todo de que me gusta conocer nuevas perspectivas y profundizar en ellas, por lo que te mostraré libros que rescataré de mis lecturas, de los esquemas de David o de donde sea, y que harán que tengamos la oportunidad de charlar sobre diferentes puntos de vista o realidades.
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Y ese es el cóctel, que como ves, está bien mezcladito.
Vale.
Puesto en contexto donde te encuentras y ya en referencia al libro que nos ocupa, mi forma de aprendizaje va muy de la mano con la tendencia actual de la llamada generación snack, la de consumir info de manera rápida y comprensible.
Pero, por otro lado, me encanta profundizar en ideas que hagan que se tambaleen los palos de mi sombraje.
Por eso, el unir las dos vías, la de extraer píldoras rápidas para luego profundizar sobre ellas, es una manera de no perder profundidad de pensamiento y de, a la vez, ganar tiempo filtrando asuntos que me llamen la atención o me sirvan de manera práctica entre tantos bytes de información.
El dato de que la emoción se transforma en sentimiento tan rápido, me hace pensar en que esa emoción no racional salta, y según los rasgos de personalidad de cada uno, más rápido o más despacio, y al realizar el tragues mastiques, mastiques tragues racional de esa emoción, hace que aflore el sentimiento.
Y por hablar de todo un poco, ese sentimiento provoca que físicamente te alteres internamente y si se sostiene en el tiempo salgan externamente a relucir pequeños —o grandes— achaques físicos.
Y cuanto más viejunos somos, peor.
Quizá esto te lo cuente otro día, pero eliminando emociones negativas y modificando tu interacción con el ambiente es muy posible que se eliminen problemas físicos.
Ya te digo que algunos sí, por propia experiencia y la de otros amigos muy cercanos.
He metido también en el esquema el término jánico porque me ha resultado curioso y siempre se puede utilizar en una reunión para que alguno diga:
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—¡Anda! No lo sabía.
Y otro piense:
—Ya está el listo de los c*jones que se ha comido el Trivial.
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Pero es esa creatividad la que hace que cojamos un poco de aquí y otro de allí para seguir creando. Y como muestra, este botón.
En fin, un placer que te hayas pasado por aquí y charlar contigo si me escribes en los comentarios.
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Un abrazo.
Tony.
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PD1: Y además creo que el cerebro no lo es todo, no sé que piensas tú.
PD2: Si te suscribes, de vez en cuando te mandaré emails para darle al coco sobre lo que me surja a diario y crea que te pueda ayudar. Y no te preocupes, creo que los hago un pelín diferentes para que la atención que me prestas te la pueda devolver con intereses.
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